lunes, 27 de febrero de 2012

La vida, puro espectáculo.


La cortina de humo es una película que muestra de un modo excesivo el poder que pueden llegar a tener los medios de comunicación. El argumento de esta historia es cómo para ocultar un escándalo del presidente a pocos días de las elecciones, se monta una guerra ficticia. 
El presidente es acusado de abusar de una joven universitaria, y a sus asesores no se les ocurre otra cosa para que la noticia pase desapercibida que crear una guerra en Albania. Para apoyar los hechos graban imágenes en un plató utilizando el croma y a una actriz, e incluso inventan un soldado que llega a convertirse en héroe tras estar secuestrado y morir en esta guerra. Lo tienen todo bajo control.


La película genera en cierto modo, miedo. ¿De verdad vivimos en un mundo tan ficticio? ¿Pueden con esa facilidad crear una guerra de la noche a la mañana? Lo cierto es que los medios de comunicación son seguidos por todos los ciudadanos en masa. Lo que sabemos, es gracias a ellos, así que si queremos estar informados, no nos queda más opción que creer lo que nos muestran. El papel de los medios de comunicación es importantísimo y un bien del que nadie querría prescindir. El problema llega cuando éstos medios son controlados por gobiernos u altos cargos que juegan con la información a favor de sus intereses. Es entonces cuando nos venden una imagen imparcial de la realidad que nosotros generalmente creemos y aceptamos. Incluso nuestras ideas se forman según lo visto y escuchado en medios de comunicación, y nuestra cultura de la actualidad proviene de la información que estos medios nos proporcionan. Nos muestran la información como si de propaganda se tratara, y nosotros mordemos el anzuelo.
Entonces, ¿hay algún modo de escapar de esta manipulación? Lo cierto es que no, ya que si un hecho no lo hemos visto en televisión, ni escuchado o leído en radio o prensa, es que no sucedió para nosotros. ¿Cómo si no vamos a saberlo? Así que siempre seremos dependientes de los medios y únicamente conoceremos la realidad que los que mueven las cuerdas ahí arriba nos transmitan.
Y cabe mencionar también aquí a los periodistas. ¿En qué se han convertido? ¿Son informadores o manipuladores? El periodismo es un pilar fundamental de la democracia para que todos los ciudadanos estén al tanto de lo que está ocurriendo, pero la profesión periodística se ve degradada por este control social. ¿Cómo vamos a fiarnos si cada medio actúa bajo los intereses de una línea ideológica? Ni siquiera los periodistas pueden ser objetivos a la hora de informar ya que deben cumplir con esa línea editorial del medio en el que trabajan, coincidan o no con ella.

En conclusión vivimos en un mundo en el que los medios de comunicación juegan un papel importantísimo, y más aún los gobiernos y las grandes empresas, que son los que mayoritariamente le dan vida a estos medios. La dependencia entre medios-empresas siempre estará ahí y mientras esto ocurra las informaciones estarán desviadas hacia ciertos intereses. Saben a quién van destinados los mensajes, cómo posiblemente reaccionará la audiencia, y sobre todo, saben cómo ganársela.


Otros principios.
Cristina Barba Martínez (@Criskat9)

miércoles, 22 de febrero de 2012

¿Y si todo lo que conocemos no fueran más que cortinas de humo?

“Con frecuencia tenemos la impresión de que los políticos hablan para los periodistas y éstos escriben para los políticos”. Esta frase de María José Candel resume a la perfección la permanente correspondencia entre el poder político y el periodismo. Y además, es un buen punto de partida para realizar un análisis sobre la película La Cortina de Humo. 

Bajo la dirección de Barry Levinson, este film del año 1997 refleja los entresijos del poder y su relación con los medios. La acción se centra en las artimañas del equipo de gobierno estadounidense para hacer frente a un escándalo que perjudica al presidente. A pocas semanas de las Elecciones Generales, la reelección de éste se complica por una acusación de abusos sexuales. El despacho oval está en juego y no hay tiempo que perder, por lo que el gabinete presidencial decide inventar una historia que oculte el affaire. Para ello contratan a Conrad Bread (Robert de Niro), experto en comunicación política. Éste propone crear un conflicto ficticio con Albania que desvíe la atención de la opinión pública. Pero Winifred Ames (Anne Heche), asesora del presidente, no las tiene todas consigo...

-        ¿Por qué Albania?
-        ¿Y por qué no? ¿Qué sabemos de ellos?
-        Casi nada.
-        Exactamente. Parecen sospechosos. ¿A quién conoces tú de Albania? ¿Qué sabes de los albaneses? ¿Quién se fía de ellos?
-        Sí, pero Albania no nos ha hecho nunca nada.
-        ¿Y han hecho algo por nosotros?

En este caso, la estrategia consiste en jugar con el desconocimiento de la ciudadanía y el temor que ocasiona una guerra. Sin embargo, éste no es un recurso novedoso. A lo largo de la historia, muchos gobiernos han legitimado todo tipo de dudosas actividades apoyándose en conflictos reales o ficticios. La guerra contra el terrorismo ha sido el pretexto utilizado para emprender acciones opresivas que facilitan el control de la población. Ese letargo y sumisión es precisamente lo que interesa a los poderosos ya que una sociedad pasiva es menos peligrosa para su continuidad en lo más alto. Ésta es la teoría que Armand Mattelart apunta en su libro Un mundo vigilado. Uno de los ejemplos que el autor belga señala es el aumento de la seguridad a nivel mundial desde los atentados del 11 de septiembre. Con la excusa de proteger a la población, se han coartado libertades civiles y se han introducido mecanismos de control en aeropuertos y otros lugares de tránsito público. La paradoja reside en que la sociedad ha aplaudido algunas de estas decisiones, ajena a los intereses políticos o económicos que hay detrás.

En este cruel escenario, los gobiernos también han contado con el beneplácito general de los medios de comunicación. Conscientes de su influencia, éstos han sido utilizados como herramientas para apuntalar los discursos oficiales. “Los medios se comportan como actores políticos que influencian las culturas políticas de los ciudadanos a través del diario consumo de noticieros y periódicos, representando intereses económicos o negociando con el Estado la cobertura de las demandas sociales” (Macassi, 2002)

Por otro lado, también es interesante analizar la figura de Stanley Motts (Dustin Hoffman), excéntrico productor de Hollywood que materializa la cortina de humo. Para lograr la adhesión de la audiencia, Motts apuesta por utilizar diferentes recursos
con una fuerte carga emocional. Mediante lemas simples (Coraje, mamá) y sintonías pegadizas, la ciudadanía es invitada a movilizarse a favor de la guerra. Finalmente, el absurdo general desemboca en la invención de un héroe, el general Schumann. La versión oficial es que fue atrapado por los albaneses pero en realidad es sólo un recluso acusado de violación. La situación acaba volviéndose en contra de Motts, Brean y compañía ya que Schumann es asesinado cuando intenta abusar de una mujer. Aún así, su féretro es recibido con los mismos honores que se dispensa a un verdadero héroe. Esto nos remite a la obra de Dayan y Katz sobre las tramas típicas de los acontecimientos mediáticos: conquista, competición y coronación. A pesar de que Schumann haya muerto, su labor en la guerra se reconoce como una gran gesta. Además, la magnitud de su funeral lo glorifica definitivamente como alguien digno de recordar y admirar.

El hecho de que un delincuente acabe convertido en un héroe da buena cuenta del potencial de los gobiernos y los media para crear realidades. Y precisamente, es esto lo que la película pretende poner de manifiesto y criticar. Teniendo en cuenta que gobernantes y periodistas están en el mismo bando, ¿a quién o qué podemos creer? ¿No será todo lo que conocemos una cortina de humo que oculta acontecimientos mucho más trascendentales? Esta película nos recuerda que aquello que transmiten los medios de comunicación es sólo una selección de todo lo que ocurre. Es decir, cuando hablamos de discursos públicos, hay que “atender tanto a lo que vinculan -los significados, valores, emociones o discursos que asocian a una dada cuestión-, como a lo que bloquean.” (Cristina Peñamarín, 2002). Y sobre todo, debemos tener en cuenta que hoy en día, la manipulación de las mentes es una forma de poder mucho más efectiva que el dominio mediante la fuerza.




Pilar Piqueras Corchano (@Karusa26)



Comunicación Política en estado puro

La película enfoca la estrategia utilizada por los asesores del 
presidente de los Estados Unidos, que a sólo once días de las 
elecciones para las que es candidato a la reelección, se le acusa de acoso sexual a una visitante de la Casa Blanca, lo que crea un efecto negativo en los votantes.  La historia desarrolla acontecimientos extravagantes, está cargada de humor negro, condimentada con parodia, exageración y cinismo. Características que envuelven el argumento y dan forma a la “cortina de humo”. Evidencia la política americana, el patriotismo descerebrado y la cultura norteamericana a merced de los medios de comunicación. La preferencia de eslóganes ante las ideas, la necesidad de héroes, la primicia de las imágenes ante los hechos y el espectáculo por encima de la verdad. Como dicen en la película “si  no lo vio en tv, es que nunca sucedió”.
Como si de un producto se tratase, crean y estructuran varios montajes. ¿Quién mejor que un productor de Hollywood? Todos los elementos hasta el más mínimo detalle son analizados: eslóganes, colores, música, discursos, empatía…  pues necesitan una historia fuerte para mantener a la opinión pública entretenida. Son necesarios ingredientes como la manipulación política a través de los medios de información, confundir la realidad y la ficción en la pantalla, actuar con doble moral, sembrar el miedo, etc. Una guerra como resultado del fraude y de un sin fin de mentiras. El control permanente ejercido en las comunicaciones, manejándolas como si de una marioneta se tratase. Dejan la imaginación al poder a modo de película de “Hollywood” implantando un eslogan, una moda, un producto perfectamente creado para su distribución y venta. La realidad no es ni rentable ni es productiva, la “maleta bomba” funciona “es un fraude pero parece creíble”. Como dijo Platón: da igual cómo llegues, lo importante es llegar.
La sociedad es convencida por medio de las palabras y situaciones cargadas de significados emocionales. Nos aporta una visión de la influencia que ejercen los medios de comunicación en la sociedad de hoy en día. Los medios son formadores de la opinión pública, que tienden a monopolizar. Además es una crítica directa al sistema de comunicación global y de las industrias culturales que conducen al sistema un democrático despolitizado.

Alba Martínez Quintero (@Albabarambio)

¿Las últimas tiradas?

Paul  Starr abre las puertas de nuevo a la inquietante cuestión que hoy en día acosa al periodismo: ¿Es el principio del fin de la prensa escrita?
La prensa escrita lleva ocupando el día a día del ciudadano de a pie desde hace décadas. Ha conocido lo que es la competencia, el monopolio y ha tocado todos los temas que se podían tocar. Ha estado en lo más alto y en lo más bajo, se ha consolidado como un servicio necesario en la sociedad y a veces casi ha tocado fondo. Sin embargo, la prensa siempre ha sabido sobrevivir a la adversidad que este gremio tan efímero le ha producido. Siempre se escucha mucho eso de “renovarse o morir” y parece ser que esto siempre ha servido a la prensa como consigna a lo largo de su evolución. Desde los nuevos formatos de prensa hasta el surgimiento de nuevos medios de comunicación como la radio la televisión, y ahora internet. Este último puede que sea la causa definitiva de la desaparición a priori de este medio tan representativo del periodismo que es la prensa escrita. Pero como todo, tiene también otras causas.
Antes del estallido de esta crisis económica, la prensa empezaba ya a descender en picado en una crisis propia de la que aún es víctima. Los avances tecnológicos y el surgimiento de los nuevos medios audiovisuales han condicionado en demasía su situación en el mercado.  Los ingresos por publicidad disminuyen, los hábitos de compra diaria se cambian por consultas esporádicas por internet y la inmediatez y actualidad que ofrecen la radio o la televisión se convierten en duros competidores de la prensa escrita. Pero el principal enemigo del papel es la prensa “en línea”. La sociedad comienza a aparcar la información de los diarios para informarse sobre lo que acontece en el mundo a través de la red.
Pero esta aparente ventaja quizás no lo es tanto. El hecho de que cambiemos la información rigurosa y contrastada y el análisis e investigación que nos ofrece la prensa escrita por la información ubicada en foros, blogs o redes sociales, puede poner en peligro aquello que intentamos no consumir: desinformación. Ese extraño vicio de convertirse en periodista a través del rumor y de lo comentado puede llegar a convertirse en el sustituto del periódico diario, trabajado y contrastado. Esto pone de manifiesto el eterno debate ¿es internet la fuente definitiva para estar bien informados? Naturalmente no se niega la evidencia de que nos encontramos en una nueva era en el que los profesionales de la información utilizan internet como una de sus principales herramientas, pero no podemos dejarnos llevar tampoco por todo lo que se nos muestre en la web. Este hecho podría propiciar un paso atrás en lo que respecta a estar bien informados, algo que nos ofrece la prensa escrita.
Como ha querido dejar claro Paul Starr, la prensa siempre ha sido el heraldo de la información y del control de los gobiernos, aunque a veces no haya ejercido esa función correctamente.  Este género nos ofrece a diferencia de otros, profundidad, análisis, contraste e investigación, unas características que no pueden ofrecer otros géneros. Si bien es cierto que la radio y la televisión también nos proporcionan contraste y buenas fuentes, pero su inmediatez y su fugacidad constante siempre dejan a un lado la rigurosidad de análisis que ofrece la prensa. Estas características se pueden ver truncadas con el mal uso que hagamos de internet con respecto a la información.
Por otro lado, se plantean varias consecuencias con respecto a esta crisis de la prensa. Son muchos los diarios que se ven afectados por este declive de la prensa. Starr habla de EEUU, pero es un fenómeno que afecta a toda la prensa del mundo. La falta de ingresos supone la reducción de plantilla, lo que reduce la obtención y construcción de material informativo. Se suprimen las corresponsalías y algunos pasan sus tiradas de diarias a semanales. En definitiva, la calidad periodística de la prensa se está viendo mermada. Pero ¿es sólo una muestra de la futura extinción de la prensa en papel? Quizás no debamos ser tan dramáticos, es posible que no haya un final definitivo para los periódicos, puede que sólo se trate de reinventarse como siempre. Pero si existe un final, será causado paulatinamente por su férreo enemigo: internet. La red nos ofrece un sinfín de posibilidades informativas, pero podría suponer la desaparición de la prensa sobre la que soportamos realmente nuestro conocimiento sobre el mundo.
Esta crisis está afectando a muchos ámbitos. Empezando por los periódicos locales y regionales, que cuentan con la negativa de no tener muchos anunciantes, hasta los magnates de la prensa nacionales que poco a poco ve como bajan sus ingresos. Son estos gigantes los que se aplican el cuento al ampliar sus diarios al espacio web, poniendo en práctica procesos de convergencia para no quedar obsoletos.
Pero a pesar del poder de los gigantes escritos, ninguno es inmune a la crisis económica que vive el periodismo actualmente. Las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías están dejando en evidencia al caduco modelo industrial y de negocio que domina el sector. Los periódicos impresos se ven abocados progresivamente a la extinción. Desde medios como El País, se ha apostado por la convergencia como entendida como: “proceso multidimensional que facilitado por la implantación generalizada de las tecnologías digitales de la telecomunicación, afecta al ámbito tecnológico, empresarial, profesional y editorial de los medios de comunicación, propiciando una integración de herramientas, espacios, métodos de trabajo y lenguajes anteriormente disgregados, de forma que los periodistas elaboran contenidos que se distribuyen a través de múltiples plataformas” (Salaverría, Ramón y García Avilés, José: La convergencia tecnológica en los medios de comunicación: retos para el periodismo: 2008). El principal objetivo ha sido el de evitar la pérdida de puestos de trabajo.
Sin embargo, el problema está lejos de ser resuelto ya que desde 2008, Internet se ha consolidado como el único medio capaz de generar beneficios. Por ello, la pregunta que se hacen actualmente los directivos de estos periódicos es: ¿cómo seguir potenciando la versión online sin descuidar el tradicional producto impreso? Y si ni siquiera los ingresos en Internet, alivian la crisis del medio escrito, ¿cómo se puede asegurar su pervivencia? ¿Cómo sostener un negocio que se alimenta de unos ingresos publicitarios cada vez menores? Quien resuelva el enigma, habrá dado con la piedra filosofal para el futuro de la prensa

Raquel Martín Juan (@RachelMJ7)
Pilar Piqueras Corchano (@Karusa26)

lunes, 20 de febrero de 2012

Efectos de la Era Digital

La lectura y análisis del texto de Paul Starr nos marca dos ideas principales: internet hace gran competencia a la prensa escrita; sin embargo también apunta que la recesión económica ha intensificado: despidos, recortes salariales, recortes horarios… La época álgida del periodismo en  papel, tuvo su momento y se ha visto sustituido por alguna nueva tecnología. El negocio de los periódicos ha tenido cambios continuamente. No sólo la crisis ha afectado al periodismo de imprenta,  además a los medios audiovisuales, a los radiofónicos y en general las consecuencias son notables en todos los sectores laborales. De lo que sí nos hemos percatado es que el marco de la sociedad post industrial está cambiando. Al igual que la sociedad cambia, el enfoque debe cambiar. Pensemos que un sólo medio monopolizado en todos los ámbitos: publicidad, información, tasas de lectores y anunciantes etc. no da cabida a la heterogeneidad que con otros medios es posible, además de positivo. Internet ofrece lo que Paul Starr denomina “los aficionados a las noticias”, pero también contamos con blogs de opiniones diversas, páginas y web especializadas. Es importante distinguir entre periodismo  y periodismo ciudadano. Al igual que desaparecen los viejos medios, los nuevos aportan cualidades diferentes que hasta ahora no existían, como la web 2.0. Está claro que cualquier medio que desaparezca deja en el tintero algunas historias sin contar o como Rosentiel dice “gran parte de la vida norteamericana quedará en las sombras, nunca sabremos de qué no nos estamos enterando”. Pero con el paso del tiempo internet se desarrollará y tendrá cabida para más historias, noticias, documentales… que los que hoy nos ofrece. La calidad en internet es otro criterio que mejorará ofreciéndonos un tratamiento de la noticia más profesional, es lo que ha ocurrido en el transcurso del paso del tiempo con los medios de comunicación. Uno de los actuales problemas de internet es la cantidad de información que hay, lo que da lugar a desinformación. La calidad de los contenidos no depende de un medio u otro, depende de la rigurosidad con la que tratemos la información.
Es importante que el acceso a la información no esté limitado. Las noticias son noticias no deberían actuar como moneda de cambio, su misión es mantener a la población informada y llegar a crear una opinión pública libre y plural, es el derecho a informar y ser informados. El desarrollo tecnológico no debe estar reñido con buena información. La información debe estar por encima del entretenimiento y es tarea de los periodistas que los contenidos estén preparados para cualquier persona.
Al igual que muchos periódicos han sido subvencionados, internet podría ser otra fuente de información financiada para crear periodismo comprometido, riguroso y plural. Los encargados de fabricar noticias son los profesionales de la información, no los ciudadanos. Los usuarios de la red comentan las noticias, exponen sus ideas y opiniones; sin embargo esto se debe a que la era de la comunicación está cambiando y es así como en la actualidad el ser humano se relaciona en todos los aspectos de su vida. Al igual que en años atrás las noticas se comentaban en la plaza del pueblo, en la taberna etc., en la actualidad el medio es internet. Por otra parte las líneas editoriales de los diarios están  profundamente marcadas no son independientes. La mayoría ofrecen a sus lectores lo que quieren leer. El avance en internet es lento, pero gracias a las posibilidades que tiene, terminará dando información y líneas editoriales más variadas que el periodismo en papel. La mayoría de noticias que nos llegan a través de los distintos medios de información, son noticias compradas a grandes agencias de información, por tanto se podría decir que existe un control. En nuevos modelos de periodismo on line podemos obtener información directa de testigos, víctimas etc. para reportajes periodísticos, trabajos de investigación… Internet nos ha demostrado que puede funcionar como cauce democratizador, a través de las redes sociales, hemos comprobado la fuerza que tienen movimientos como el 15M. Por ello opino que ante los cambios que se suceden en la sociedad y al ritmo tan vertiginoso que vivimos, es importante poseer un medio de comunicación que no dependa de empresas privadas, ni públicas… Que internet sea un medio libre asegura de alguna manera que la comunicación sigue libre.

Otros Principios
Alba Martínez Quintero (@Albabarambio)

domingo, 19 de febrero de 2012

Ventajas e inconvenientes de la nueva era periodística.

El artículo Adiós a la era de los periódicos (se inicia una nueva era de corrupción) de Paul Starr refleja, como su propio nombre indica, la manera en la que estamos llegando al fin de la prensa escrita y las consecuencias que esto supone. Aunque habla de la situación en Estados Unidos, no es una realidad muy lejana a la que atraviesa el resto del mundo.

Es innegable que vivimos en una etapa en la que las tecnologías cada vez están más inmersas en nuestras vidas. La prensa escrita que ha sido protagonista durante tantas décadas como fuente principal de información, está quedando a la sombra de los nuevos medios.

Desde la aparición de Internet, los periódicos están sufriendo una intensa recesión que incluye la caída de circulación e ingresos por publicidad, o la pérdida de la costumbre de comprar el periódico diariamente. La crisis no hace otra cosa más que intensificar esta recesión. Internet ofrece grandes ventajas a la hora de encontrar información, ya que podemos leer periódicos digitales de forma gratuita. Pero no todo son ventajas: cualquiera puede publicar informaciones, a través de blogs u otras plataformas, y puede que en determinados momentos no sepamos diferenciar lo que es información oficial de lo que es mera opinión.

Por otro lado, la televisión y la radio son otra fuente de información de fácil y económico acceso, además de ser medios más atractivos, pero se muestran en desventaja con la prensa: mientras que los periódicos pueden ofrecer gran número de noticias, la televisión y la radio solo disponen de tiempo para profundizar en una selección de estas, y siempre las más atractivas, ya que además de noticiarios también hay otros espacios (como el entretenimiento).

Con la llegada de todos estos avances los pequeños diarios se están viendo obligados a buscar estrategias para sobrevivir, como disminuir el número de publicaciones o los días de reparto, pero en muchas ocasiones el único remedio a esta solución es el cierre de sus empresas. Esto provoca que la información se concentre en manos de unos pocos y sea más fácil que la información sea manipulada en función de la línea ideológica de cada editorial. Este artículo muestra muchos ejemplos interesantes en el extranjero, pero la realidad es que esto pasa tanto allí como aquí. Los primeros diarios que sufren estas consecuencias son los locales o regionales, es decir, los pequeños periódicos que dependen de los ingresos de publicidad y las ventas, y se están viendo en una situación grave para subsistir. Esta situación desencadena en un aumento de la corrupción ya que son unos pocos los que mueven los hilos de la información. Cuanta mayor financiación tiene la prensa, menos necesidad tiene de destapar escándalos, pero si tiene una fuerte dependencia de inversores. Es entonces cuando comienzan los problemas éticos por si la publicación de una determinada información puede perjudicar a alguno de sus inversores y la decisión de publicarla o no. Es por ello que cuanta más dependencia tiene un diario de sus inversores, más se ve involucrado en este tipo de problemas.

Pero no solo estamos hablando de corrupción en el sentido del negocio, también debemos analizar la “corrupción del periodismo en sí” como bien dice Starr. Es difícil diferenciar en Internet lo que es un portal de noticias de lo que es un blog. Hoy día cualquiera puede escribir, por lo que la profesión de periodista puede verse vulnerada.
También podemos observar que la televisión ha hecho, como ya hemos visto anteriormente, que aparezcan nuevos temas de entretenimiento, por lo que los espectadores pueden elegir si ven noticias u otros canales con otro tipo de información. En Internet el público se encuentra más fraccionado y puede centrarse únicamente en un conjunto de informaciones, dejando que  el resto pase desapercibido. En cambio el público de la prensa es más amplio. Aunque hayas comprado el periódico por un tema en concreto, puedes ojear por encima el resto de noticias e interesarte inconscientemente. Según el artículo de Starr, los consumidores de noticias están más afiliados a partidos políticos y más puestos en la actualidad que los que han cambiado las noticias por el entretenimiento. Además de disminuir el número de compradores de periódicos, con estos nuevos medios emergentes también ha disminuido el número de seguidores de noticias. Ahora se prefieren las noticias masticadas de la televisión, esa pequeña selección en ocasiones “sensacionalista”, y se olvidan el resto de noticias que quedan fijas en los periódicos.

Pero volviendo al tema del detrimento de la prensa escrita, también cabe decir que los periódicos han marcado sus propias estrategias para que sobreviva el más fuerte. Los diarios que conseguían eliminar la competencia, subían posteriormente sus precios. Los anunciantes, por su lado, comienzan a interesarse por Internet antes que por los periódicos ya que no les supone ningún costo. Además Internet le da un gran beneficio a los periódicos, y es que éstos pueden extenderse y darse a conocer a nivel mundial. 
                                                                                                    
Todas estas innovaciones en el periodismo afectan, además de al público, a los propios profesionales, ya que con la simplificación del trabajo se produce un descenso de plantilla y trabajadores.

En definitiva, antes leer el periódico era un acto “sagrado” por decirlo de alguna manera, ya que era la mayor fuente de información, pero con la aparición de las tecnologías esa concepción se está perdiendo. Como solución, algunos periódicos se han apoyado en organizaciones sin ánimo de lucro, pero tampoco parece ser el fin del problema. Los lectores cada vez están más concentrados en la prensa nacional, y el cierre de los diarios regionales o la disminución de sus publicaciones no hace otra cosa que propiciar esta concentración. Con esto se está disparando un monopolio de información, además de los medios con declive ideológico. Aunque hoy en día podamos encontrar cualquier información en la red, la prensa oficial no debe desaparecer, porque siempre será la más fiable.


Otros Principios
Cristina Barba Martínez (@Criskat9)

sábado, 18 de febrero de 2012

¿Qué precio tiene la imagen pública?


Todo comienza con una llamada de teléfono  nocturna al Primer Ministro inglés Michael Callow. Por la gravedad del asunto se levanta, pero no entiende nada. Él y su equipo ven un video en el cual le exigen que en todas las emisoras terrestres y por satélite, mantenga sexo real con un cerdo. Para ello lo chantajean con el secuestro de la princesa Susannah, Duquesa de Beaumont.

El problema con el que se encuentran ante las características del chantaje es la expansión por internet: la información no se puede ya controlar. Los medios de comunicación de todo el mundo ya están al tanto de la situación e intentan controlarla, tratando de despistar a la opinión pública quitándole fuerza a la noticia. Los medios de comunicación no comentan nada sobre esta información, lo retrasan todo lo posible. Todo el equipo se vuelca en la imagen que ha dado el Primer Ministro ante los medios ¿qué es lo que la gente opinará a partir de ahora sobre él?

Por eso mismo, por la imagen, la idea del primer Ministro es no hacerlo. Las exigencias en la forma y manera, están perfectamente especificadas por los extorsionadores: las luces, el vestuario, la hora etc. Todo tiene una  especial importancia para que no puedan doblarlo, todo está controlado para que no exista la posibilidad de fraude. El primer Ministro deberá tomar una difícil decisión. Todo el mundo piensa que no será capaz de hacerlo y por tanto la princesa morirá. Más tarde a pocas horas del límite para llevar a cabo la prueba, aparecen nuevas imágenes en las que a la princesa le cortan un dedo. Toda la sociedad comienza a opinar sobre lo que debería hacer el primer Ministro Callow. Durante la investigación a través de las redes sociales creen haber dado con la ubicación del chantajista, pero tan sólo es una pista falsa para mofarse de la situación. Comienza en este momento la presión. Sus asesores más próximos, consejeros, etc., se encuentran presionados por la opinión pública y a su vez presionan a Mickel en su decisión.

Las conclusiones que se pueden sacar de este capítulo son varias. La primera es el poder de manipulación que tienen las imágenes, en este caso cuando le cortan el dedo a la princesa. Cambia por completo la respuesta de la opinión pública, que comienza a ver necesario que el primer Ministro haga lo que se le pide. Incluso observamos que sobrecoge a todos los protagonistas, se sensibilizan ante las imágenes. El segundo punto a resaltar es la primera solución que piensa el Primer Ministro y su equipo: que lo doblen. No quiere hacerlo bajo ningún concepto y es muy rotundo en su decisión; sin embargo después de las imágenes del dedo comienza a tener dudas. Como tercera conclusión la influencia de que la secuestrada sea de la realeza, ¿qué pasaría si fuese una persona sin ningún tipo de cargo público? En gran medida la decisión depende de la condición de princesa. Un ejemplo es la llamada de la reina para hablar con el primer Ministro e influir en la situación. ¿Qué precio tiene la vida de una persona? Se podría concluir con la existencia de profesionales que por su trabajo se juegan la vida todos los días por salvar otras, por ejemplo: policías, bomberos… La exigencia de esta petición tenía la base de jugar con la imagen de una persona pública, pero su vida no estuvo en juego, tan sólo su estatus. Por consiguiente este capítulo refleja lo importante que es la imagen ante la opinión pública y lo que se puede llegar hacer presionado ante una situación extrema. Invita a la reflexión.

Otros Principios
Alba Martínez Quintero (@Albabarambio)

martes, 14 de febrero de 2012

Black Mirror: reflejo de una realidad no tan lejana

El título de Black Mirror, miniserie británica que dio la campanada el año pasado, ni es casual ni podría ser más acertado. Charlie Brooker, creador de la serie, pone sobre la mesa distintas situaciones basadas en el día a día para retratar el mundo en el que vivimos. Las historias de Brooker forman un espejo en el que reflejarnos y del cual tendremos que apartar la vista ante la vergüenza que produce el hecho de verse imitado. El primer capítulo , The National Anthem, no deja lugar a dudas de hasta qué punto la ficción y la realidad se evocan entre sí. En este caso, la dinámica actual sirve a Charlie Brooker para crear una situación inusual y extrema que nos hace cuestionarnos nuestro sistema y nuestros propios valores. ¿Qué ocurriría si la infanta Leonor fuera secuestrada y Mariano Rajoy tuviera que practicar la zoofilia para salvar su vida? Aunque este suceso parezca imposible, Black Mirror nos demuestra que la realidad está más cerca de la ficción de lo que imaginamos.


Como bien adelantábamos, la trama de este primer capítulo gira en torno a un hecho sin precedentes. El Primer Ministro, Michael Callow, se despierta con una terrible noticia: La princesa Sussanah, una especie de Lady Di contemporánea, ha sido secuestrada. La información llega a través de un vídeo subido a YouTube. En él, la chica anuncia la increíble exigencia del captor: Michael Callow deberá practicar el sexo con una cerda para salvar la vida de la querida princesa. Pero ahí no acaba todo. Este hecho deberá ser retransmitido por la televisión nacional en horario de máxima audiencia. A pesar de los esfuerzos del Gobierno por encontrar a la princesa Susannah y salvaguardar la imagen de Callow, la presión de la opinión pública precipita los acontecimientos. La respuesta de la ciudadanía se ve amplificada por los comentarios en los media y en las redes sociales, lo cual obliga al primer Ministro a cumplir con lo establecido. De esta manera, la princesa es liberada y el Primer Ministro aumenta su popularidad. A pesar de que Callow haya reforzado su consideración entre el pueblo, el final del capítulo nos muestra que la relación con su mujer está hecha añicos. Esto nos hace reflexionar sobre la verdadera influencia de las nuevas tecnologías y las herramientas surgidas en el marco de la web 2.0. En los últimos tiempos, éstas han adquirido un significado global, instantáneo y retroactivo, donde todo gira en torno a su potencial. Su expansión ha alcanzado tal magnitud que ni siquiera el Primer Ministro puede escapar al poder de las mismas.

Además de perfilar la enorme importancia que tienen los nuevos dispositivos tecnológicos, The National Anthem también nos hace preguntarnos sobre la sociedad de hoy en día. Cuando los telespectadores se enteran del reto al que se enfrenta el Primer Ministro, lo califican de “repugnante” y “asqueroso”. Muchos declaran incluso que no encenderán la televisión para no presenciar tan morboso espectáculo. Con un micrófono delante y ante la atenta mirada de un periodista, la mayoría contesta lo que resulta más ético y correcto. Sin embargo, cuando llega la hora establecida, todo el país se agolpa en los bares para ver en acción al Primer Ministro.

Algo parecido ocurre en los media. En su búsqueda permanente de lo novedoso y sorprendente, los medios de comunicación suelen seleccionar aquellos hechos fuera de lo común. Al exhibir masivamente todo tipo de escándalos, también se muestra por contraste cuál es el camino a seguir. Es decir, se enseñan y repiten continuamente determinados sucesos, para después condenarlos como monstruosos e inaceptables. En este capítulo, encontramos un ejemplo durante la tertulia que mantienen en el canal UKN. Mientras debaten sobre el tema del día, un contertulio utiliza la expresión “hacer el amor con un cerdo”. Inmediatamente, la presentadora le interrumpe y le pide que no se centren en detalles escabrosos. A pesar de que hayan estado todo el día dando publicidad a la noticia, el equipo del programa decide que no es conveniente usar términos demasiado explícitos. Esto nos demuestra la hipocresía y la simpleza que caracteriza a los medios de comunicación. Estos rasgos no sólo están presentes en los media, sino que también definen a la sociedad. Los espectadores nos hemos convertido en una máquina traga-sensaciones, dispuestos a consumir todo aquello que resulte inesperado y morboso. Es decir, nos afanamos en buscar aquello que rompa con una realidad monótona y repetitiva, sin cuestionarnos nuestras elecciones. Si el punto fuerte de la programación consiste en ver al Primer Ministro cometiendo la zoofilia, todos estaremos expectantes frente al televisor. ¿Quién se perdería a Mariano Rajoy practicando el sexo con un cerdo? Tal vez, ahí esté el problema. Tal vez, los medios de comunicación sólo sean el cruel reflejo de lo que somos.

Precisamente, ésta es la clave principal sobre la que gira Black Mirror. A través de una situaciones insólitas, Charlie Brooke pretende mostrar y criticar el mundo en el que vivimos. E incluso se podría decir que nos advierte sobre una realidad no tan lejana. Teniendo en cuenta que hasta el Primer Ministro puede verse sacudido por la influencia de las nuevas tecnologías y sistemas de comunicación, ¿quién o qué puede limitar su impacto? Parece que hoy en día, la única regla es que no hay reglas.


Otros principios.
Pilar Piqueras Corchano (@karusa26)






miércoles, 8 de febrero de 2012

El poder de la comunicación en su lado más perverso.

Si a alguien le cabe alguna duda de que la comunicación es un gran aparato de poder, es porque no ha visto el primer episodio de la serie Black Mirror.

A través de un vídeo colgado en la red, se chantajea al Primer Ministro del país: debe practicar actos sexuales con un cerdo en directo a cambio del rescate de la princesa Susannah. Aunque los intentos de eliminar el vídeo de Internet son desesperados, el vídeo es copiado y distribuido en cuestión de minutos. La situación es preocupante, pero el Primer Ministro no está dispuesto a pasar por tal humillación. Es entonces cuando mediante un nuevo vídeo en el que parece que le amputan un dedo a la princesa, la situación comienza a ser escalofriante.

La cuestión es que hasta ese momento, la ciudadanía rompe una lanza a favor del presidente. Pero al ser conscientes de que no se trata de una broma y que están ante una amenaza que pone en peligro la vida de la princesa, la opinión pública empieza a cuestionar la integridad del Primer Ministro. Éste se ve presionado, y su principal preocupación es su imagen. ¿Quién querrá como Primer Ministro a un hombre que no es capaz de pasar por tal humillación para salvar una vida? La balanza comienza a inclinarse para el otro lado, el Primer Ministro se da cuenta de que ganará más si accede al chantaje que si lo rechaza.

Cuando finalmente accede, resulta que la princesa había sido liberada 30 minutos antes de la hora fijada. Aquí es donde encontramos el verdadero poder de los medios de comunicación: el secuestrador sabía perfectamente que absolutamente todo el mundo, o la gran mayoría, estaría espectante ante una pantalla por el morbo que les produce ver este acto. Una perfecta manipulación perversa, un previsible comportamiento creado por la adicción a los medios y a los actos de este tipo.

Y sí señores, la comunicación es poder. En este episodio se muestra la gran capacidad y velocidad de las redes sociales para transmitir informaciones en cuestión de segundos. Es imposible luchar contra la comunicación y su rápida difusión: Ésta puede llegar a cualquier parte, por mucho que intentemos detenerla. Además de la capacidad y la velocidad, también puede ser muy persuasiva. A través del primer episodio de Black Mirror hemos visto cómo la forma de transmitir determinada información puede fijar o cambiar una idea en la mente de las personas. Pensemos en el giro que da la opinión pública al recibir nueva información sobre el caso del secuestro de la princesa. Y cómo el Primer Ministro se deja llevar por esa opinión que se ha creado a través de los medios, actuando tal y como tenía previsto el secuestrador.

A modo de conclusión, deducimos que se puede utilizar la comunicación y los medios de distribución de ésta para ejercer poder sobre el resto de personas, consiguiendo comportamientos previsibles, o cambios de actitud si sabemos bien cómo jugar con la comunicación. En ciertas ocasiones, el fin es interesado pero no daña la moralidad de nadie. Sin embargo en otras ocasiones, el fin puede ser perverso.

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Cristina Barba Martínez (@Criskat9)

El Cerdo a través del espejo

Muchos de los que habitamos este planeta creemos estar al corriente de la actualidad más inmediata y más profunda que los medios de comunicación día a día nos hacen tragar con la cuchara de la información. Pero cada vez somos más los que creemos que esa cuchara adquiere momentáneamente los matices de la desinformación.
Eso es lo que Black Mirror ha intentado mostrarnos en su primer capítulo, The National Anthem. Ningún individuo que se preste a reflexionar sobre la influencia de la opinión pública en los personajes de gran nivel mediático, puede negarse ante el hecho de que la visión que Black Mirror nos ofrece es cierta, peligrosa e impactante.
No es preciso hacer un resumen, pero quizás sea necesario esclarecer que esta serie pretende abrir los ojos al espectador respecto a la sociedad que le rodea. Mírenlo bien, ¿Hasta dónde creen que puede llegar un personaje público por mantener su popularidad? ¿Practicarían sexo con un cerdo por salvar un prestigio incierto, manchando su imagen actual?

En la serie, Michel Callow, Primer Ministro británico es despertado de madrugada ante un suceso surrealista. El secuestro de un ídolo de masas nacional, como es la Princesa Susannah, ha puesto patas arriba la situación en el gobierno, ya que la única petición del secuestrador es la absurda y a la vez morbosa escena en directo del primer ministro practicando sexo con un cerdo. A cualquier persona este planteamiento no supondría más que una broma pesada y de mal gusto. Pero cuando empieza a convertirse en un problema serio y de vida o muerte, resulta ser un plan de lo más escabroso y temerario. ¿Qué vale más, la vida de una joven famosa y querida por la nación, o el prestigio y el poder concedidos por ser Primer Ministro? Esta pregunta es la que nos hace plantearnos la cantidad de poder que otorgamos a los gigantes que dominan nuestros gobiernos y a sus sicarios de cara a la sociedad, que son los medios de comunicación.

No pretendo ser crítica, pues es en el vídeo se hace un pequeño guiño a las TICs, dejándonos claro que lo que los gobiernos pretendan censurarnos, nos lo darán las Twitter, Facebook o Youtube. ¿Pero qué pasa con los medios tradicionales? ¿Es decente que ante un asunto de la tal notoriedad, los informativos se vean incapacitados a informar por las trabas impuestas por unos gobiernos interesados? Yo creo que esta serie nos muestra principalmente eso: la influencia que tienen los personajes y las instituciones públicos sobre la sociedad y, por otro lado, el poder de los medios para catalizar esa influencia y transmitírnosla al pueblo llano.

Los medios son una peligrosa y también necesaria mediación entre sociedad y política. La relación de reciprocidad que existe entre estos tres grupos (gobiernos- medios- sociedad) lleva alimentando nuestro día a día desde tiempos inmemoriales hasta que, llegados a puntos tan extremos como el que nos muestra Black Mirror, tomamos conciencia de la responsabilidad que tenemos los unos con los otros.

Nos da que pensar, nos hace reflexionar; y eso es algo positivo, teniendo en cuenta la actualidad de hoy en día. Desconfiamos de quien nos gobierna y empezamos dudar de lo que los medios oficiales nos cuentan. ¿Ha llegado el momento de que los ciudadanos tomemos la palabra? Los movimientos sociales apuntan que sí, y de hecho, la sociedad ha comenzado una revolución mediática a través de las redes sociales para poner en marcha una visión de contrapoder que está llegando a las mentes de todos los ciudadanos.

Pero es necesario hacer un apunte ¿de verdad que nos hemos despertado? Porque como todos, nos dejamos llevar por el sensacionalismo, por el morbo. Eso también nos plantea Black Mirror: la masa curiosa dispuesta a prestar atención a una escena en la que un presidente aparece practicando la zoofilia en público y en contra de su voluntad. Es evidente que es un hecho surrealista y absurdo, pero también novedoso e inusual. Nos centramos en el hecho y no nos fijamos en la idea: la provocación de las entidades públicas. La morbosidad es una característica humana que, pese a quien pese, está entre nuestros sentidos. Pero es sólo una idea superficial. ¿Cuántos de los que veían esa escena se pararon a pensar en lo que pretendía el secuestrador con esa exigencia? En realidad, todos se preguntaron si el personaje en cuestión acabaría haciéndolo o no, igual que los telespectadores de la serie. Ahora nos toca a nosotros pensar qué tiene más peso: si el morbo o la provocación.

Respecto a la influencia de la red sobre la sociedad, Black Mirror hace una reflexión bastante interesante. Cuando los consejeros del Primer Ministro se enteran del vídeo del secuestro de la Princesa Susannah, intentan censurarlo en la red y en los medios, ya que su contenido es dañino para la imagen del Primer Ministro. El resultado es negativo, ya que a las pocas horas de ser publicado en Youtube, cincuenta mil personas habían visto el vídeo. Igualmente el resultado es negativo con los medios tradicionales, ya que acaban publicándolo, aunque más tarde. Es fascinante la rápida difusión que tienen acontecimientos tan notorios hoy en día, como lo es la masiva acogida que tienen al momento. Gracias a las redes sociales, el Primer Ministro pudo conocer cómo su popularidad pasaba de tener un alto nivel a pender de un hilo.
La popularidad de un personaje público hoy en día está en manos de las redes sociales, de lo que muestran día a día ciudadanos anónimos y no tan anónimos. Quizás esta sea una nueva manera de entender un nuevo concepto de transparencia mediática

Black Mirror nos despierta de la anestesia de los gobiernos y nos hace palpar la realidad a través de nuestra percepción. Ayuda a entender los límites extremos de la provocación y del morbo con respecto a las instituciones públicas, a los medios y a la sociedad. Los medios son el espejo que nos desvela ese trozo de realidad que los gigantes deciden enseñarnos, pero ¿qué pasaría si alguien extorsiona a esos gigantes para mostrarnos el lado más escabroso de la mente humana, como por ejemplo, un cerdo? Decidan ustedes.


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Raquel Martín Juan  (@RachelMJ7)

martes, 7 de febrero de 2012

Carta de presentación

Bienvenid@ al blog sobre Comunicación Política gestionado por unas jóvenes estudiantes de Periodismo. En este espacio intentaremos mostrar nuestra visión sobre los distintos temas de actualidad relacionados con la comunicación, redes, poder, sociedad etc.


Estos son nuestros principios. Si no le gustan, tenemos más.


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Cristina Barba Martínez (@Criskat9),
Raquel Martín Juan (@RachelMJ7),
Pilar Piqueras Corchano (@Karusa26)
Alba Martínez Quintero (@Albabarambio)