viernes, 29 de marzo de 2013

De nuestros blogs no nos pueden echar



Nadie puede poner en duda que vivimos en un mundo sobre informado. Esto se debe, en gran parte, a las nuevas tecnologías ya que han potenciado aún más la capacidad de almacenamiento e intercambio de conocimiento. Un ejemplo lo tenemos en la web 2.0, caracterizada por la creación de contenidos por parte de los usuarios y la proliferación de las redes sociales. Según un reciente estudio de Interative Advertising Bureau en España, ocho de cada diez internautas usan algún medio social. Facebook ocupa el primer lugar con un 96% de usuarios, seguido de Twitter, con un 64%.

Conscientes de esta realidad, muchas empresas están incorporando estas herramientas como vías para darse a conocer y captar empleados. Hoy, más que nunca, somos lo que transmitimos en Facebook, Twitter o Linkedln. Según Alfonso Álcantara, especialista en empresa 2.0, “en Twitter generas marca; en Facebook, ‘vendes’; en Linkedin, conectas; en Pinterest, expones; y en tu blog, dispones”. Por ello, es fundamental trabajar y cuidar la marca personal en Internet. La configuración de la identidad cobra verdadera importancia en sectores como la publicidad y el periodismo, donde el trabajo es intelectual y creativo.

Éste es, por tanto, el principal reto que tenemos los periodistas hoy en día: crear una presencia digital fuerte mediante la calidad, la originalidad y la diferenciación. Una de las mejores herramientas para conseguirlo es el blog. En este contexto de crisis económica y de precariedad laboral, me parece muy acertada la siguiente frase del periodista Carlos Carnicero: “Me pueden despedir pero de mi blog no me pueden echar”. 

Es cierto que existen demasiados blogs (unos 2.500.000 millones en España, según un estudio de Telefónica) y que es muy complicado aportar algo nuevo, pero hoy en día, los blogs me parecen más necesarios que nunca para los periodistas. Para algunos suponen una parcela personal donde distanciarse del medio que les da de comer y opinar libremente. 
Para otros, constituyen la única forma de ganarse la vida. En cualquier caso, siempre son herramientas muy útiles para darse a conocer y poder volcar ideas.

En mi opinión, el camino hacia el éxito como bloggero se debe basar en tres pilares: pasión por lo que haces, dominio del lenguaje y especialización en un tema en concreto. Todo ello se debe combinar con nuestra propia personalidad para hacer del blog un lugar diferenciado.  Según Juan Luis Manfredi, profesor de Comunicación y Estrategia en la UCLM, “hay que alinear lo que somos, lo que hacemos y lo que decimos que hacemos y somos. Solo así se puede generar credibilidad en nuestro entorno y ganar la confianza de clientes, inversores, colegas y otros stakeholders” . Es probable que a pesar de estas pautas, nos encontremos con blogs similares al nuestro, pero no podemos desanimarnos. La única solución posible es escribir, escribir y escribir. Sólo así, lograremos encontrar un estilo propio que defina nuestros textos. Y esto, actualmente, es fundamental si queremos abrirnos paso en un mundo tan competitivo y saturado como es el periodístico. 


miércoles, 27 de marzo de 2013

¿Personas o Robots?


Las nuevas tecnologías han cambiado por completo las costumbres, modos de vida y visiones del mundo de la sociedad. Antes, acceder a la información era un privilegio, tanto como ser portador y difusor de ella. Sin embargo ahora cualquiera tiene la posibilidad tanto de acceder a la información como de publicarla, y esto ha puesto en declive a la figura del periodista. Si desde el año 2000, en el que Internet comenzó a llegar a todos los hogares, la difusión de la información ha evolucionado tan notablemente, ¿qué pasará dentro de otros trece años?


Las nuevas tecnologías han traído consigo tanto ventajas como inconvenientes. Como bien dice Lorenzo Silva en el fragmento, por un lado es más fácil compartir con el mundo todas las inquietudes o datos que consideremos pertinentes, pero por otro lado esta facilidad conlleva a que todo el mundo sea capaz de hacerlo, por lo que hay un gran colapso de datos en la red y menos posibilidad tendremos de ser leídos o reconocidos.



Fuente: "Charla de borrachos"

La aparición de soportes en los que podemos escribir cualquier tipo de información y ser vista por cualquier internauta ha sido el comienzo del periodismo ciudadano. Este tipo de periodismo ha propiciado la pérdida del sentido y de la credibilidad de la propia profesión periodística. ¿Por qué comprar un periódico, si a través de internet podemos acceder a toda la información que queramos? ¿Qué función tiene un periodista, si ahora cualquiera puede informar de lo que quiera con total inmediatez a través de la red? El caso es que ahora el ser periodista o publicar en la red ya no está tan valorado como lo estaba antes. La gente quiere compartir sus experiencias, darse a conocer, destacar, mientras que en realidad hay millones de personas con los mismos objetivos.



Estamos siendo víctimas de nuestras propias ambiciones, y es que los avances de la ciencia y de la tecnología pueden cambiar nuestra vida, pero ese cambio puede ser a peor. Hemos querido tenerlo todo, inventar lo impensable, y resulta que todos estos inventos han acabado por sustituir a la inteligencia humana. Las personas cada vez pasan más desapercibidas y solo triunfa lo material, por no hablar del valor de las personas en función de lo que poseen: tanto tienes, tanto vales. Nos hemos convertido en clones que vivimos con total dependencia de todo lo que hemos inventado. Las relaciones personales han sido sustituidas por las relaciones cibernéticas, y  los puestos de trabajo por máquinas. Una vida muy cómoda que nos está dejando a la sombra y no nos deja valorar lo que realmente es importante en la vida. Y el problema es que nunca podremos volver atrás, ni vivir una involución, sino que cada vez la vida será más mecanizada y no creo que pudiéramos tan siquiera hacernos una idea de cómo serán las cosas dentro de algunos años.



Cada día que pasa somos más dependientes de las máquinas, y acabaremos convirtiéndonos en robots, si es que no lo somos ya.


miércoles, 20 de marzo de 2013

José Ramón Alcalá: “El arte puede colaborar en la construcción de pequeñas utopías"


El profesor y artista reflexiona sobre el arte y el mundo actual a través de las nuevas tecnologías.

  José Ramón Alcalá, profesor de Bellas Artes en la UCLM.

José Ramón Alcalá, profesor de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, enfocó estas nuevas utopías en la jornada celebrada en la UCLM el pasado 14 de marzo a través del net art. El profesor es un especialista en este ámbito ya que además de ser Catedrático de "Procedimientos Gráficos de Expresión y Tecnologías de la Imagen" en la UCLM, es un artista que trabaja con nuevas tecnologías. También fundó en 1989 el MIDECIANT (Museo Internacional de Electrografía / Centro Innovación en Arte y Nuevas Tecnologías) en el Campus de Cuenca. Tras la jornada “Nuevas Utopías”, José Ramón Alcalá nos concedió una entrevista en la que habló sobre su trayectoria y su valoración del arte hoy en día.



Pregunta: Para ti ¿Qué es la utopía?
Respuesta: Alcanzar mis propios sueños. Soy artista y tengo que darles forma. Es un trabajo que mezcla mis ideales personales y mi ética, con la capacidad de dar forma al mundo, que se supone que es el arte.

Pregunta: ¿Cómo da forma al arte un artista? ¿Cómo evoluciona en el proceso?

Respuesta: He tratado que mis proyectos artísticos tuvieran relación con los nuevos paradigmas de la nueva cultura general en aras de conseguir un mundo mejor y un individuo más feliz. En concreto, soy conocido por ser pionero en las artes digitales. Todo el mundo en el que me muevo está ligado a la creencia en el uso correcto de la nueva tecnología que se pone a nuestra disposición para poder mejorar el mundo y nuestra felicidad. Siempre he estado relacionado con las nuevas tecnologías. Hace treinta años que he tratado de superar este mal comienzo que tiene toda nueva tecnología e ir un poco a lo fundamental, que son mis propias utopías. El arte es algo que tiene que llegar a todo el mundo, el artista tiene que expresarse con más claridad. Debe transmitir mejor, colaborar de manera esencial en la construcción de un mundo mejor. Ese es mi trabajo en lo relacionado con la utopía. 
Sin embargo, nos hemos hecho mayores, hemos entrado en crisis, la sociedad ha abandonado toda conexión con la cultura de antes y ahora estamos llenos de dudas, de incertidumbres y de miedos, incluso. Puede que parte de culpa la tenga la nueva tecnología en la construcción de algo tan complejo. Yo creo que todos estamos sufriendo, porque nos sentimos colaboradores en la construcción de ese nuevo mundo y responsables de haberlo hecho mal.

Pregunta: ¿Cómo está influyendo la tecnología en el arte?
Respuesta: De una manera absoluta y brutal. No hay en este momento, ninguna disciplina artística que no se haya visto afectada por el uso de la nueva tecnología. La nueva tecnología nos ha permitido llevar esta obra de al arte al otro lado del mundo, pasar de lo estático a lo dinámico y hacer de la obra cerrada, la obra abierta. Ha hecho el planeta transparente para poder interactuar con el mundo en toda su globalidad. Éstas son grandes conquistas y no podemos renunciar a ellas. Todo ha quedado afectado por la potencialidad de las nuevas tecnologías.

Pregunta: ¿El arte puede realmente cambiar el mundo?
Respuesta: Como artista no puedo cambiar el mundo, pero puedo tratar de que el arte permita que la gente sea más consciente de que tiene la capacidad de ver las cosas de otra manera. Creo que eso ya es transformar el mundo. Aunque es poca cosa, estaría más cerca de esas pequeñas utopías. Las grandes utopías ya no son alcanzables, pero las microutopías sí que están a nuestro alcance. El arte en este caso, puede colaborar en la construcción de pequeñas utopías, puede hacer a la sociedad consciente y creo esa consciencia reaviva las pasiones y amplifica los poros de la piel. Creo que un individuo que es consciente, que tiene pasión y que está atento a lo que ocurre alrededor no puede fracasar, no puede ser infeliz. En este aspecto, soy positivo en cuanto el papel del arte.

Pregunta: ¿Existe algún ejemplo que simbolice el alcance de esas microutopías?
Respuesta: Hay ejemplos. Algunos nos son tan claramente de acción social. Tienen que ver con la idea de cómo nos vemos. Hay un ejemplo que está a la vanguardia de mi especialidad, que es el Net.art. Dentro de los movimientos del Net.art (que es el arte en, de, por y para la red) hay un aspecto que son los hackers. Esta figura parece estar salido del ámbito de la política, de los movimientos sociales, pero no es así. El hacker es un artista, aunque la Net.art es algo mucho más complejo que va más allá de figuras específicas y la imagen. Algunos artistas nos ofrecen herramientas muy útiles para cosas muy importantes como han sido los movimientos anti globalización, como poner en jaque a las grandes corporaciones que hacían abuso de su poder. Esto se hace mediante proyectos artísticos o por lo menos que son concebidos como arte. Tal vez, he ampliado mucho el territorio de lo que significa el arte, pero es que ése es el dilema actual. Personalmente, esta complejidad me parece que está muy bien porque encaja en una de las máximas más importantes del arte del siglo XX: arte igual a vida. Es decir, llegar a fundir o poner muy próxima la actividad artística con la actividad diaria, con lo que ocurre en la realidad.

Pregunta: Si ya era difícil contestar a la pregunta de qué es el arte, con las nuevas tecnologías se ha añadido una nueva vertiente a este concepto. ¿Crees que estas nuevas herramientas son un lastre o una ventaja?
Respuesta: No hay lastres ni ventajas. El arte, cuando es verdaderamente arte, es contemporáneo, actual y moderno. ¿Qué significa esto? Que trabaja por y para su tiempo. Cada vez que hay una crisis social, cada vez que hay un cambio de paradigmas, cada vez que desmantelamos una cultura para implementar otra, surge un nuevo arte completamente diferente. No es mejor ni peor, ni más evolucionado ni menos, es el arte que le corresponde a su tiempo para explicar cómo era ese tiempo. El verdadero arte es el reflejo de su tiempo. Por ello, en la actualidad el arte no puede eludir qué significa espacio electrónico, ni Internet, ni imagen digital, ni comunicación global. Son consustanciales a nuestra manera de ser. Hoy, el mundo es también lo que vivimos con Internet, lo que experimentamos con  Internet. Por tanto, necesitamos la experiencia de Internet para volver al arte y que nos devuelva una mirada actualizada. Ese es el trabajo.

Pregunta: Eres el creador y director del MIDE, ¿cómo surgió la idea de crear este Museo en Cuenca?
Respuesta: En 1988, yo entré en esta Facultad como profesor asociado porque ya era un artista muy reconocido. Hacía copy-art, fax-art, utilizaba tecnologías. Al año de estar aquí, el rector de entonces Luis Arroyo me llamó y me dijo: “Oye, me he enterado por unos colegas tuyos alemanes y franceses que tú tienes y gestionas unas colecciones de arte que, a lo mejor, podrían venir aquí”. Efectivamente, yo había sido comisario de la II Bienal Internacional de Electrografía, tenía una serie de grupos artísticos funcionando a nivel internacional y tenía colecciones importantes de arte. Así que Luis me dijo: “Móntanos algo. Crea algo para la UCLM, para la Facultad de Cuenca “. Y entonces, se me ocurrió crear el Museo Internacional de ElectrografíaYo no pensaba crear un museo, yo sólo quería mostrar cosas que no se estaban enseñando en los museos ni en las galerías de ese momento, de finales de los años ochenta. Pero sí que tenía interés como profesor, como investigador y como artista en crear un centro de investigación. Entonces, fue el precio que tuve que pagar. Creé el Museo de Electrografía y al cabo de un año, mediante un convenio con Canon España y Canon Europa, metimos un montón de tecnología y creamos el primer taller de arte tecnológico en España que estaba ligado al MIDE. Ésa fue la creación del MIDE y tuvo muchísimo éxito. No tuvo ningún eco en el plano oficial porque pasaron completamente de nosotros, pero hicimos un gran trabajo. Por el MIDE pasaron los artistas más modernos, más radicales, más underground que usaban o querían usar tecnología y vinieron de Japón, de Australia, de Estados Unidos, de Canadá, de toda Europa… Ahora hay casi  4.500 obras, muchas de ellas producidas en los propios talleres del MIDE. Hubo un momento de esplendor: la Comisión Europea lo recomendó como un centro ejemplar, la Universidad estaba encantada… pero ponía muy poquitos recursos. Todo lo sacaba yo de la chistera. Y entonces, llegó un enfrentamiento político: la Diputación quiso hacerle una “vendetta” a la Universidad y la cabeza de turco fue el MIDE. Es decir, de la noche a la mañana, nos llegó una nota de la entonces Presidenta de la Diputación de Cuenca, que además era la dueña del edificio donde se alojaba el MIDE y el Vicerrectorado la Universidad, diciendo: “Mañana hay que desalojar, el edificio es nuestro. La Universidad se va a la calle”. El periplo de las obras fue tremendo porque en un día no nos dio tiempo a pararlo todo. Las colecciones fueron de aquí para allá en malas condiciones y se nos estropearon muchas de ellas. Después de doce años, hemos conseguido tener un poco de estabilidad con los talleres, con los almacenes, las obras están a disposición de la gente, hay una página web, estamos reordenado todas las colecciones…En fin, el proyecto es muy ilusionante pero hace dos años nos paralizaron los presupuestos y el taller por la crisis. Nos han quitado los becarios, los investigadores, el presupuesto… El MIDE es otra de lasvíctimas de esta terrorífica situación que estamos viviendo, pero el proyecto está ahí y nosotros seguimos vivos.

Pregunta: ¿Crees que se volverá a abrir?
Respuesta: Si tuviéramos un edificio sería posible, pero alguien nos tiene que ofrecer un espacio donde poder colgar las obras, donde poder mostrar las cosas. En la red sí que estamos. Estamos trabajando con la web haciendo una asociación y poniendo todo a disposición de los investigadores y del mundo en general. Estamos reescribiendo, porque esto es muy importante, estamos poniendo en valor la colección porque hay que tener en cuenta que el arte conforme va pasando el tiempo va determinándose si va a pasar a la historia o no. Nadie sabe de lo que estamos produciendo, lo que quedará para la historia y lo que no. De hecho, el arte que consideramos maravilloso es el que estaba despreciado a fecha de estar vivos esos pintores, entonces hoy nos pasa lo mismo con la colección. Emites una colección espectacular hecha a tope de riesgo, es decir, apostamos por lo que nadie quería, apostamos por las prácticas más experimentales y más revolucionarias. Estamos poniendo en valor y nos damos cuenta de que hay un porcentaje pequeño pero que es muy importante, y que si sabemos hablar de él, de esa pequeña porción de obras que asesoramos en nuestra colección, probablemente podremos aportarle a la historia del arte de la segunda mitad del siglo XX materiales inéditos que no se contaban. Esa es nuestra pretensión en estos momentos. Es verdad que el porcentaje es pequeño, pero de cuatro mil y pico obras un diez por ciento son cuatrocientas obras, que es mucha obra. Mucha obra hecha por japoneses, por alemanes, por americanos… Que lo que tenemos que saber hacer, y aquí dependerá nuestra inteligencia y sabiduría, es escribir bien esta historia, decir exactamente por qué consideramos que es importante. Que esas obras que están ahí y son desconocidas, por qué son importantes. No son desconocidas para los especialistas, para ellos son muy conocidas, pero son desconocidas para el ambiente en general, porque nadie ha escrito una historia del arte de estas cosas. Y ese es nuestro trabajo ahora, es un trabajo ilusionante, que nos apasiona y que en el fondo es lo único que podemos hacer a coste cero, que es lo que hay. Pero ahí estamos, utopías.  

martes, 19 de marzo de 2013

La Facultad de Bellas Artes acoge la Jornada “Nuevas Utopías: pensar y construir desde la diferencia”


                              Fuente: uclm.es
La Facultad de Bellas Artes del Campus de Cuenca fue el lugar escogido para la Jornada “Nuevas Utopías”, promovida por la Facultad de Periodismo de la misma ciudad. Durante la mañana y tarde del pasado jueves, los ponentes trataron temas como el arte, la filosofía, la comunicación o las nuevas tecnologías. 

Por la mañana, los asistentes, en su mayoría estudiantes, pudieron disfrutar de las palabras de Francisco Jarauta, catedrático de Filosofía. El profesor reflexionó sobre el futuro que nos espera, teniendo en cuenta la velocidad de los cambios sociales y tecnológicos que se están produciendo. En palabras de Jarauta: “Si imaginamos cómo será el año 2030, no acertaríamos en nada o casi nada”. El catedrático de Filosofía también denunció el presente que estamos viviendo, caracterizado por un “vacío político” y los “intereses del capital”. Por este motivo, Francisco Jarauta planteó la necesidad de “dar contenido moral al futuro”. 

En la jornada, también estuvieron presentes Antonio Laguna, decano de la Facultad de Periodismo; Francisco Javier Espinosa, profesor de Filosofía; y José Ramón Alcalá, Catedrático en la Facultad de Bellas Artes. Los ponentes reflexionaron sobre el concepto de utopía bajo tres perspectivas diferentes: histórica, filosófica y artística. Para Laguna, estamos ante la época de las “ciberutopías”, en la que el Estado desaparece y renace el individuo a través de las nuevas tecnologías. Javier Espinosa definió la utopía como una negación: “El ‘no’ es el comienzo de todo”. Respecto a la pregunta de quiénes son los utopistas, el profesor de Filosofía señaló que “cualquiera”. Por su parte, José Ramón Alcalá expuso varios ejemplos de utopías en el arte y ha concluido proponiendo el siguiente debate: “¿Puede el arte transformar el mundo?”

Para poner el broche de oro a esta jornada, durante la tarde se proyectó la película La rosa de nadie, obra de Ignacio Oliva, profesor en la Facultad de Bellas Artes. La película fue rodada íntegramente en la capital conquense. Tras  la proyección, “Nuevas Utopías” se cerró con un coloquio sobre la película en el que participaron el director Ignacio Oliva y los profesores Antonio Fernández, José Antonio Sánchez y Francisco Jarauta.